Galería

El pasado 7 de junio, nuestro hermano Sergio Chiroy representó a la región Mesoamércia en Discover Missions 2024 Kenia, África.  Ahora Sergio ha regresado de África y tiene mucho que contarnos.

Había escuchado diversas historias sobre misioneros y el trabajo en el campo que realizan; pero hasta ese momento no tenía presente querer saber acerca del campo misionero. Debido a que en ese entonces la noción que tenía sobre las misiones era corta no me podía percatar que al servir dentro de mi iglesia local también estaba haciendo misión.

Transcurrió el tiempo y se presentó la oportunidad de formar parte de un ministerio enfocado en misiones, de esa manera llegué a Movilización Misionera y fue aquí donde experimenté mi primera Máxima Misión. A partir de ahí comencé a involucrarme cada vez más y en cada oportunidad de servicio me sentía como en casa, disfrutaba poner al servicio de Dios los dones y talentos que me fueron dados.

Precisamente un día, mientras nos encontrábamos junto a un grupo de misioneros de Estados Unidos desarrollando Misión Sin Límites en Acatenango, que salimos a hacer evangelismo personal en la comunidad y llegamos al hogar de una pareja que nos dio una cálida bienvenida, pude escuchar parte de su historia de vida y compartimos con ellos sobre el amor de Dios. Posteriormente, llego el momento de orar y mientras John, el misionero estadounidense que nos acompañaba, se encontraba dirigiendo la oración lo escuché quebrantarse; a pesar de sentirme conmovido por el momento me negué a llorar y seguí contemplando la escena hasta que me quebró; me olvidé de todos mis problemas y mi alrededor, comencé a pensar en que John aceptó salir de su país para venir a Guatemala a compartir el amor de Dios y le dije al Señor que no comprendía completamente lo que estaba haciendo ahí, pero que eso era lo que quería para mi vida, todavía recuerdo repetir más de una vez que no sabía lo que iba a pasar al terminar Misión Sin Límites y regresar a casa, pero estaba dispuesto a rendirme ante Él.

Ya había escuchado sobre Discover Missions, pero no fue sino hasta en la Semana Misionera que se realizó en Honduras donde se inició a plantear la posibilidad de ser parte. Hasta ese momento pensaba que salir del país a servir no era algo para mí, pero el hecho de estar en Honduras ya representaba un gran paso.

Con el transcurrir de los días se concretó la idea de aplicar a esta oportunidad de servicio y arrancó el proceso de selección. Durante los meses posteriores a recibir el mensaje confirmando que había sido aceptado pude ver cómo Dios obró de diversas maneras para hacer realidad lo que empezó como una idea. 

Recuerdo ser consciente de que se acercaba el momento de empacar y poner en marcha el viaje hasta el continente africano. No obstante, durante las despedidas y el viaje aún no dimensionaba por completo lo que Dios quería para mí y lo que estaba pasando en mi vida. Fue durante uno de los tiempos de alabanza que me encontraba con las manos en alto cuando vino a mi memoria lo que experimenté durante Misión Sin Límites, este recuerdo me llevó a decir “Señor aquí estoy, te entrego mi vida”. Me resulta increíble cómo una alabanza te puede conmover tanto, pues justo comenzaron a cantar “Aquí estoy”, y las lágrimas comenzaron a rodar sobre mi rostro convencido de entregarle mi vida a Dios y ser usado como Él quisiera.

Participar en Discover Missions me permitió conocer a otros chicos y chicas con la misma pasión de atender el llamado. En cada taller al que asistimos no solo iba conociendo más sobre las misiones sino también lo que implicaba decirle "Sí” a Dios; con esta experiencia pude ampliar la visión que tenía sobre las misiones.

Durante el desarrollo de Discover Missions también tuvimos la oportunidad de llevar a la práctica la teoría recibida durante los talleres; fue un gran privilegio ver a mis compañeros poner en práctica los dones y talentos que tienen. Algo que me gusta recordar es el después de cada oportunidad de servicio, pues al regresar del campo podíamos compartir nuestro sentir, la experiencia de compartir con niños, jóvenes y adultos de la localidad y el impacto que eso iba generando en nosotros.

Esta convivencia y la cercanía que desarrollamos durante nuestra estadía hizo difícil el momento de despedirme de ellos; disfruté mucho conocer a estos jóvenes con el mismo fervor de servir a Dios que yo estaba experimentando.

Al despedirnos de Kenia, salimos retados a hacer más o algo diferente a lo que hacíamos previamente a asistir a Discover Missions. Y yo estoy convencido de que volvería a decirle "SÍ” a Dios y rendir mi vida completamente a Él.